De La Risa y La Muerte


A pesar de la confusión idiomática existente desde lo de la torre de Babel -y dejando a un lado lo de que «todos somos iguales, pero algunos son más iguales que otros» según el humanizado gorrino Napoleón de la famosa granja de Orwell-, los seres humanos compartimos parecidos deseos e ilusiones en los diferentes puntos del planeta.
Y sin embargo, la historia colectiva nos hace diferentes a la hora de adoptar un comportamiento determinado, una actitud ante la vida. Aunque para los psicólogos, el fondo siga siendo el mismo.
Escojo uno de los ejemplos más ilustrativos: la irreverencia hacia la muerte, la risa, la burla y la sátira, la admiración y atracción por lo macabro que arraiga en nuestro país desde tiempos lejanos. Que no somos únicos, repito, pero sí alumnos esforzados.
Desde la Edad Media, en la que la mujer de la guadaña danzaba sonriente repartiendo su medicina letal por todas las clases sociales, hasta Los Caprichos de Goya y el Esperpento de Valle-Inclán. Esa burla es la manera inconformista de enfrentarse a lo grotesco, a las injusticias, a los grandes pecados consecuencia de la ignorancia; una válvula de escape.
Ahora, precisamente en medio de la crisis, el estrés, el mal humor y la depresión, es cuando más recomiendan la risa, como lo hicieron especialistas en risoterapia hace unos días en la Casa de la Cultura. Dicen que mueve hasta 400 músculos. Para los que somos sedentarios es un alivio comprobar que quedarse en casa muertos de risa reporta más movimiento muscular que el esfuerzo de correr por el parque.
Así que aunando que es cuestión de salud reírse, y la fascinación por la combinación humor-muerte, la obra 'Dos menos' con José Sacristán y Héctor Alterio que se estrenó en el Palacio Valdés, fue un buen principio de año para los avilesinos.