El futuro ya está aquí

Gijón está de pruebas y no sólo experimenta con carpas robóticas y sistemas inéditos de ordeño; también con el proyecto 'living Car', encaminado al uso de coches eléctricos. Hace tiempo oí hablar de coches 'apañados' que andan con basura orgánica. El autor tenía patentando el 'superinvento del siglo', al menos a mí me lo parece, pero nada, no interesa. Quién es el guapo que desmonta la adicción a la gasolina sin que se resienta la economía mundial.
También hay coches normales a los que sus dueños les meten hasta el 80% de aceite de frituras, reciclado por ellos mismos. Y siguiendo con los avances tecnológicos, los japoneses presentaron un automóvil que anda con agua; 1 litro de agua, 60 minutos a 80 kilómetros por hora. Y no tiene que ser agua destilada, vale la marina. Nos vendría bien en Avilés, que estamos en la costa.
Luego están los de aire comprimido. El modelo es el resultado de los esfuerzos de una compañía francesa y otra india. Dicen que se llenaría el depósito con unos 3 dólares. Y un invento que un grupo de ingenieros ingleses dieron a conocer en mayo: un coche con carrocería de fibras de patata, ruedas con raíces de zanahoria y asientos de semillas de soja. Para rematar, el combustible esta derivado del chocolate. Y alcanza los 230 kilómetros por hora. Ya sabía yo que el chocolate era afrodisiaco y antidepresivo, por eso con este combustible el coche debe correr tanto...
¿Imaginan una gasolinera con surtidores de chocolate? A lo mejor hasta habría distinciones; surtidores de chocolate blanco y del negro con más o menos concentración de cacao. De todos ellos creo que finalmente me decanto, aunque sea un rasgo de infantilidad, por Kit, el Coche Fantástico, que además de sacarte de apuros, te hace de psicólogo.
24/10/2009 Publicado en LA VOZ DE AVILÉS, María José Rosete

Idiomas Comunes

La cultura es nexo de unión internacional y la música y la danza son idiomas que no necesitan traducción, están unidas al ser humano desde sus orígenes y superan las barreras impuestas cuando las palabras no llegan y la comunicación parece imposible.
Dicen que los primeros bailes fueron para adorar a los dioses, para la lluvia, para el sol, para los animales. Luego más tarde se convirtió en regocijo y diversión, y se danzaba evocando la siembra o la recogida de las cosechas; una manera más de contar historias de la vida cotidiana.
Y aún hoy cuentan historias, la mayoría de amor y desamor.
Por eso no me extraña que los términos paz y cultura fuesen de la mano en el Foro mundial de la Diplomacia Cultural celebrado en el Palacio Valdés de Avilés.
Hace tiempo leí las experiencias que contaban chicos de bandas de música pertenecientes a esos dos pueblos que tanto se odian desde que existe la escritura para contarlo. Coincidieron lejos de influencias externas, en un acto celebrado en Estados Unidos. Eran adolescentes israelíes y árabes, y descubrieron asombrados que eran más iguales de lo que ellos pensaban; coincidían sus deseos y sus pretensiones de futuro.
Y es que siempre me ha parecido, -un pensamiento muy personal que ya expresé más veces- que el gran problema de la humanidad no son nuestras diferencias, sino lo demasiado iguales que somos. Todos pensamos que nuestra civilización y forma de hacer las cosas es la mejor.
Aunque en lo que sí individualmente somos únicos, al igual que en las huellas dactilares y en las experiencias vividas, es en la escritura. La escritura manual, por mucho que intentemos esconderlo, delata nuestra personalidad y nuestro carácter.
17/10/2009 Publicado en LA VOZ DE AVILÉS, María José Rosete

Todos en Moto

Siempre hay alguien que salta un poquito más alto, que corre más rápido, que fabrica un avión mejor o una bomba más potente. Pero sin ser grandes atletas, ni físicos, ni economistas, los que somos de a pie también poseemos la capacidad de sorprender cuando se nos ocurren ideas extraordinariamente... peregrinas.
Intuyo que los agentes de tráfico reciben diversas enseñanzas encaminadas a que el personal no se quede con ellos. Una vez me pararon en la carretera vieja de Gijón para hacerme un test de alcoholemia. Rutinario para ellos, pero para mí no, era el primero que me hacían. Lo primero que me preguntó el agente, en vez de por los papeles, fue si había bebido. Y como una suele decir por desgracia lo primero que se le pasa por la cabeza, le dije la verdad: «Sí, leche». Al pobre le dio un espasmo, pero aguantó el tirón. De todos modos hice el test y así comprobó que ni yo, ni la vaca de la que era la leche, habíamos bebido.
Ahora vayamos a otra comunidad. Los agentes ven una moto sobrecargada con tres ocupantes y se encontraron con la sorpresa de su vida: una cabra motorizada. Iba insertada entre los otros dos.
Imagínense nacer cabra y en vez de tirar para el monte, que te lleven en moto. El detalle, es que la cabra motera iba segura. Llevaba casco, como toda buena cabra responsable. Ahora claro, no cumplía con otros importantes requisitos; iba indocumentada y no era bípeda.
Y los que la llevaban, doblemente responsables: primero por la imprudencia y segundo ante sus parientes. Quedarán para siempre como «los que un día llevaron la cabra en moto». Y sus hijos serán los hijos «del que llevó la cabra en moto». Y los nietos pueden ir a Oxford o ganar el premio Nobel, pero siempre saldrá una viejecita declarando: «sí, pero ¡su abuelo llevaba una cabra en la moto!»
10/10/2009 Publicado en LA VOZ DE AVILÉS Mª José Rosete

Noches Blancas

Noches en blanco las hemos vivido todos: por estudios, por preocupaciones, por trabajo o por juerga. Por ver museos y asistir a actos culturales no suele ser la razón. Hasta ahora.
La Noche en Blanco, en la que aúnan esfuerzos Avilés, Gijón y Oviedo, es una idea estupenda que ya se celebra desde hace años en otras provincias. En Madrid este año fue hasta corta, y muchos se quedaron sin espectáculo o sin entrada gratuita después de hacer colas interminables alrededor de los museos o la ópera. Tendrán que sumarle alguna noche más.
La cultura es como una habitación con vistas a otros interiores. Abre la mente, y no hay nada que haga evolucionar más, que mirar el mundo desde perspectivas que no son las propias jugando a ponerse en la piel de otro e intentando comprender lo que nos quiere transmitir.
Y también nuestra mente es única a la hora de observar, por ejemplo, un cuadro. Lo hacemos nuestro viendo en él cosas distintas de las que el autor quiso expresar. Eso sucede con los libros; cada uno 'viste', 'mueve' y 'recrea' unos protagonistas determinados. Incluso conozco quien se divierte imaginando a sus parientes en la trama. Pero a veces la imaginación no acaba ahí. Pasa como la Historia, se adornan o se pierden hechos y cada uno se fabrica los recuerdos a medida.
Una vez de niña discutí con las amigas por 'Lo que el viento se llevó'. Había visto muchas veces la película (tantas como lo dispuso la TV1 todas las navidades) y estaba segura de que la protagonista terminaba en unas escaleras, sola y con la convicción de buscar a su marido con la misma insistencia o más con la que había perseguido a su bendito Ashley. Pues todas estaban convencidas de que me equivocaba y de que terminaban juntos. Hubo que esperar a las navidades siguientes para sacarlas de su error.
3/10/2009 Publicado en LA VOZ DE AVILÉS María José Rosete

Donde Más Duele

En estos tiempos en que todos intentan sobrevivir como sea y pequeños y grandes comercios se pelean aún más por las franjas de población que trabajan o cobran jubilación, toca agudizar el ingenio.
Baños de miel o chocolaterapia ofrecían algunos hoteles como persuasiva novedad a principios del verano. Incluso en Torazo, Cabranes, hay un hotel rural que ofrece el servicio de llevarnos desde el aeropuerto en su propio helicóptero.
Pero hay quien ataca donde más duele.
No sé si habrá hecho sus cálculos a través del calendario Zaragozano, esa pequeña revistilla que podemos encontrar en los kioskos a principios de año y que predice la meteorología de Enero a Diciembre según los métodos de nuestros abuelos.
El caso es que existe un punto vulnerable a la hora de animarse el turismo “indeciso” a pasar sus vacaciones en Asturias: la inestabilidad del tiempo.
El pensamiento de que después de pasar todo el año encerrado trabajando y perjurando, en ese mes o quince días de añoradas vacaciones, no este asegurado el sol.
De poco vale la reflexión de que el verde de alguna parte tiene que salir. A los del interior poco les conmueve el razonamiento. Quieren la combinación perfecta de playa y sol y no hay nada más que hablar.
No sé si los podríamos convencer con el argumento de que como todos los años, Asturias es la comunidad con más bares y restaurantes de toda España; así que sin sidra no se van a quedar, y si llueve, seguro que apenas unos metros más adelante encuentran un bar donde esperar a que escampe.
En fin, a lo que iba: en Piloña, el dueño del Hotel Palacio de Cutre se le ha ocurrido descontar hasta el 15% por cada día que llueva. Y además de regalo un paraguas solidario. Vaticino que el cielo de Cutre será el más observado. Y no por astrónomos precisamente.
26/09/2009 Publicado en LA VOZ DE AVILÉS. María José Rosete