Noches Polares

Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña, y en esas están los hoteles asturianos. Desde hace dos años se las ven y se las desean para mantener la clientela a base de ideas novedosas.
La idea original de un hotel de Oviedo fue sumarse a la red de hoteles que publicitan las tradiciones sefardís. Una forma inteligente de propagar la cultura judía a través de libros, música y menús.
Nuestros paradores, al igual que algunas casas rurales, ofrecen cultura asturiana y platos típicos, pero dentro de Asturias. Los Centros Asturianos repartidos por el mundo son una excepción y la puerta abierta a nuestra gastronomía en el extranjero.
Sin embargo, este sistema de la red de Juderías de España, es una forma de difundir la cultura hebrea en el país entero y como atractivo turístico al resto del mundo; ya son 21 las ciudades adheridas al proyecto Rasgo. Incluso se ha elaborado una audio guía con recorrido por las calles de Oviedo en busca de referencias relacionadas con el judaísmo.
Cada uno se arregla como puede; unos ofrecen nuevos servicios, otros siguen peleando con el precio.
En Zaragoza, una cadena hotelera ha tenido la original idea de realizar un hotel desmontable, construido con módulos contenedores y diseñado de tal manera, que a través de captores solares, bombas de calor, galerías subterráneas, etc., ahorran hasta un 60% de energía. Es un hotel 'caracol' que se puede desmontar y en caso de ser necesario, trasladado a otro sitio.
Pagándolos, hoteles únicos y originales los hay en todo el mundo. En Noruega hay uno de hielo y nieve, que evidentemente construyen todos los años cuando empieza el frío (el de verdad, no el nuestro que en comparación es de broma). En el pack venden también lo de disfrutar de las noches polares, es decir, noches que se prolongan más de 24 horas. Pero para eso no hace falta viajar tan lejos ni pagar tanto: con las persianas bajadas, papel de periódico y cinta adhesiva, podemos simular en nuestra casa una noche polar estupenda tan larga como deseemos.
23/01/10 Publicado en LA VOZ DE AVILÉS María José Rosete

Invento de negocios

Antiguamente proliferaban las llamadas tiendas de ultramarinos en las que se podía comprar un poco de todo. Luego los negocios se diversificaron y cada uno se especializó en un sector en particular: pinturas, electricidad, comida, ropa.
Llegaron los grandes almacenes y casi todo queda en manos de los centros comerciales, así que al resto de empresarios no les queda otra que sobrevivir inventando negocios que aún no sean del agrado de las grandes empresas. Negocios originales hay muchos; que funcionen o no es otra cosa. Depende de la persona que los lleve, de si es un negocio para pequeña o gran ciudad e incluso de que no sea 'demasiado avanzado' en el tiempo, entre otros muchos factores.
El mes pasado resultaron ganadoras de los premios de iniciativa empresarial que convoca el Ayuntamiento de Castrillón, la empresa Nenes, que ofrece ayuda a domicilio, y La Cocina de Mamá, que prepara comida para llevar. Ambas empresas están llevadas por mujeres y por casualidad -o no- , suplen necesidades que tradicionalmente estaban a cargo de la mujer y que ahora por falta de tiempo se ve imposibilitada muchas veces a llevar a cabo. Otros apuestan por ideas más arriesgadas, como Speaking Roses, que plasma fotos y mensajes en los pétalos de rosas vivas a modo de tarjeta de felicitación. Sin embargo, aunque digan que las palabras se las lleva el viento, es de agradecer que ciertas felicitaciones te las digan en vivo y en directo.
Un negocio actual es la especialización en muebles plegables. Resultado de los precios de la vivienda, estamos aprendiendo a 'convivir' más con nuestros parientes. Los que llegan a independizarse, viven en casitas Pin y Pon. Con Pin y Pon desahuciados. En ambos casos, los muebles plegables son tan útiles como las navajas multiusos. Camas que de día son un adorno en la pared o una estantería de baldas. Y lo último, baños plegables: un armario paralelo a la pared de dónde sale el wáter, la bañera o el lavabo sólo cuando se quieran usar, porque aparecen de forma independiente.
16/01/10 Publicado en LA VOZ DE AVILÉS María José Rosete

Made In Spain

El mundo animado de los 'dibus' infantiles-juveniles a gran escala empezó a principios del siglo pasado de la mano del estadounidense Walt Disney.
El 'planeta' Disney abarca parques infantiles, libros, cadenas de televisión, productos diversos de uso diario con la marca y un largo etcétera. Y si el ratón Mickey fue la 'estrella' que ayudó a despegar a todo un imperio, para la Warner fue un perro, Rin Tin Tin, traído de Francia por un soldado norteamericano al finalizar la Primera Guerra Mundial.
Recuerdo los dibujos de mis años infantiles con el conejo Bugs Bunny y su eterna zanahoria a medio comer, dicen que basado en Groucho Marx y su eterno puro a medio fumar. Verdad o no, comparten un cierto aire sarcástico. La pose característica de Bugs Bunny mascando una zanahoria lleno de despreocupación se inspiró en Clark Gable, en una escena de 'Sucedió una noche' en la que daba cuenta de unas zanahorias 'prestadas' apoyado en una verja y hablando sin parar sobre las distintas maneras de emplear el pulgar para parar un coche.
El que no me caía especialmente bien era Super Ratón, por un problema auditivo entre los dos que me generó bastante desconfianza. Y es que cuando decía antes de la última historieta: «aún hay más» con su especial acento, yo entendía «una y más», y por eso a mis ojos quedó como un ratón de dudosa ética.
Luego arribaron en nuestras costas y también para quedarse los Teleñecos.
Siguieron las series japonesas que empezaron por Heidi y la abeja Maya hasta llegar al popular Dragon Ball.
Después de tantos años, por fin el triunfo de algo propio: Los Lunnis, 6 años en antena y con revista. Y rompiendo todas las barreras: el mundo de Pocoyó, que estuvo de visita a principios de este mes por Oviedo. Lo más gracioso es que a pesar de ser producto español (con trabajadores de varios países) triunfó en Australia, Reino Unido, Canadá, Japón y Nueva Zelanda antes de llegar a nuestras pantallas.

9/1/2010 Publicado en LA VOZ DE AVILÉS María José Rosete