Me ha llamado la atención un taller muy especial que se impartió en el Centro Municipal de Empresas de Valdés, en la localidad de Almuña. Vayan buscando un trozo de madera para tocar: 'Testamentos y regímenes patrimoniales'. Sí, ya lo sé, da un poco de 'yuyu'. Si se me permite bromear, diré que en estos tiempos de magnificencia que corren, siempre es un alivio saber cómo redactar correctamente el testamento para que nuestros descendientes más inmediatos sepan repartirse sin pelear nuestras deudas.
Cuando no hay nada que ofrecer, tenemos dos opciones. Podemos concebir un documento para no quedar mal, tipo 'La parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte', con el fin de que nuestros familiares estén entretenidos un rato como los concursantes del 'Un, Dos, Tres' con aquellas pistas enrevesadas que muchas veces conducían sin remisión a la calabaza.
O bien podemos ser imaginativos: «A ti mi adorado esposo, te lego el cariño de toda una vida. A mi hijo José una caja rellena de sonrisas y a mi nieta Josefina una buena dosis de intuición femenina...». Con este lloran, seguro.
La misma clase de originalidad que usamos cuando rellenamos el currículum.
Dos días ofreciendo información en una feria: especialista en atención personalizada. Tres meses hablando por los altavoces de un parking: técnico en medios de comunicación.
Una vez probados todos los pinchos que ofrecen en el super durante semana y media: técnico en control de calidad en industrias alimentarias. Después de ser ama de casa toda la vida y hacer magia para que las cuentas cuadren a final de mes: profesional en cálculo numérico.
De cómo nos queremos a la hora de concretar nuestro nivel de inglés, ni hablo. Somos todos bilingües hasta que abrimos la boca.