Alzar El Vuelo


Después de taitantos -espero respeten la imprecisión- años con los ojos marrones, noté el otro día que se me volvían verdi-azules con la noticia de que algunos vuelos Asturias-Madrid con Iberia podrían costar en un futuro próximo 13 euros (doy por hecho que más tasas). No digan que no se animan a salir de casa y darse el capricho de irse a tomar un café a la Gran Vía y volver.
Desde aquellos primeros viajes en los que volar en nuestro país era un lujo, muchas cosas han cambiado. En comparación, me asombraban entonces las viejas películas americanas, en las que los protagonistas sacaban los billetes sentados en el mismo avión, como si fueran en autobús.
Recuerdo haber visto durante un viaje a oriente, en un vuelo interior, a señoras mayores en zapatillas y bolsas llenas de mercancías como si vinieran de la plaza. Viajaban por la mañana y regresaban por la noche. Para llegar a ese punto es necesario llenar los aviones, que es lo que abarata los costes.
La lucha por la supervivencia y la competencia de las compañías de bajo coste han cambiado la forma de concebir los vuelos. Empezaron por suprimir las comidas en los viajes cortos. Luego por reducir paulatinamente los kilos de equipaje; llegará el día que nos pesen hasta la ropa que llevamos.
El año pasado, por circunstancias, me vi obligada a llevar un minino; ni les digo a como me salió el kilo de gato. Si lo hubiera sabido antes, le hubiera dado de comer al llegar y no antes de subir al avión.
Las azafatas venden desde comida, perfumes y cosméticos, hasta boletos de sorteo del rasca y gana. Incluso hay compañías que están barajando la posibilidad de cobrar por utilizar el WC. Así que ya saben; si van a volar, vayan practicando y procuren salir de casa preparados y listos en todos los sentidos.