Mamá, quiero este

Con todas las fiestas navideñas regaladoras de estos días pasados, las asociaciones de pediatras alertaban sobre la tendencia al consumismo y al 'marquismo' en los más pequeños. Si se piensa con detenimiento, asombra la de productos que en este último par de décadas se han ido perfilando expresamente dirigidos a los niños y a los adolescentes claramente enfocados al puro y duro entretenimiento y a soñar estilos de vida basados en ser rico y famoso y que el resto del mundo te adore y admire a lo factoría Disney. Vamos, cosas que se consiguen de un día para otro.
Está claro que el consumismo ha aumentado para todos, no sólo para ellos, pero lo asombroso, repito, es que toda esa cantidad de productos esta enfocada a un sector de la población que no tiene ni un euro propio para gastar.
Aunque normalmente no soy aficionada a las marcas, comprendo que a veces hay que hacer concesiones y que en todas las épocas, para un niño siempre hay algún juguete que es objeto de deseo -todos hemos pasado por la experiencia-; una ansiedad por un juguete que años después al mirarlo con la perspectiva de adulto nos puede resultar incomprensible y hasta ridícula.
Sin embargo, creo que más peligroso que convertirse en grandes demandantes de productos de marca, es la manera en que los consiguen; rápido y fácil a través del bolsillo de sus padres.
Se ha pasado de dar el juguete para premiar un comportamiento, (normalmente para compensar un esfuerzo a largo plazo: hacer la cama todos los días, unas buenas notas.) a dar un juguete para aplacar el mal comportamiento: «te compro esto a cambio de que te portes bien y te estés callado mientras estamos en el médico», lo que a la larga lleva a un chantaje en toda regla, porque si hay algo que caracteriza a los niños, es su inteligencia y una tremenda perseverancia.
Y volviendo a las marcas, recuerdo de oídas la tendencia de comprar una prenda adornada con cierto cocodrilo, que una vez desgastada, se descosía y volvía a coser amorosamente en otra prenda cualquiera.
1/1/11 Publicado en LA VOZ DE AVILÉS María José Rosete Fernández