Mariposeando

Desde la antigüedad se cree que la elección del nombre es muy importante; los griegos, los germanos, los chinos, los indios americanos..., los escogían con cuidado porque los consideraban portadores de las cualidades que deseaban para la persona que lo llevase.
La mayoría de las veces se elegía antes de nacer y en otras, después de que el niño diese muestras de su personalidad o de un determinado comportamiento a lo largo de su vida de adulto.
En ciertas ocasiones, parece que los padres son los peores enemigos y el nombre es un castigo al que se suma el apellido. En México han lanzado la campaña 'Mi nombre es para siempre', intentando concienciar a los padres de que un nombre es para toda la vida. Precisamente, el nombre más largo del mundo está inspirado en un poema hindú, tiene 41 letras y pertenece a un mexicano.
Otros no se matan pensando y los niños heredan los nombres de los padres, de forma que cuando se juntan más de dos generaciones en una fiesta familiar, hay que aclarar si se llama al abuelo, al padre o al hijo. Los americanos lo han arreglado con eso de Junior, dudosa condición que se puede arrastrar hasta los cincuenta y pico; hasta que el anterior 'portador' fallezca y se pase a disfrutar del nombre en propiedad.
No sólo a las personas se les pone nombre; también a los animales, y ahí la licencia para bautizar es completamente libre. Gracias al cielo, los oídos de los animales responden al sonido y su cerebro no entiende de significados.
Los hay que están predestinados. Como la vaca 'Mariposa'. No sé por qué le han puesto el nombre: resultado de un capricho intuitivo, por alguna mancha en sus cueros con dicha forma. Total; no sé si la vaca nació con un corazón ansioso por volar, o si le dieron ese nombre como castigo divino que determinaría su futuro. Porque esa vaca alpinista, ya ha volado dos veces, rescatada en Los Picos de Europa por el helicóptero de Bomberos de Asturias. Parece que no escarmienta y le está cogiendo gusto a esto de sentirse más liviana que lechera.
20/3/2010 Publicado en LA VOZ DE AVILÉS María José Rosete Fernández