Envueltos En Telas

El mundo de las telas parece infinito, y por más que la moda ha convertido el vestirse en un arte, la realidad es que la ropa surgió de la necesidad de cubrirse. Lo primero fue 'desvestir' a los animales de sus pieles. Desde entonces, el mundo ha dado mil revoluciones amparado en la vorágine de cambios cada vez más rápidos, de temporadas que varían mes a mes y de unas telas en general, a nivel de calle, cada vez peores. Digo a nivel de calle, porque como en todo, la calidad, pagándola, existe.
Nos han hecho olvidar -y nos hemos dejado -que son para satisfacer una necesidad, y ahora sólo se valora el diseño.
Pasamos de los abrigos y vestidos crecederos -esos que valían siempre a golpe mágico de vuelta de doblez y cuyas marcas de tintura iban dando fe de la añada del abrigo al igual que las subidas de los ríos en las paredes de los puentes- a unas telas llenas de bolas que se desgastan enseguida y que a cinco puestas y dos lavadoras, se distinguen poco de, como diría mi madre, una bayeta de fregar. Lo único favorable que se puede decir es que la plancha casi ha desaparecido por completo, porque es lavar y colgar a secar o porque ya te lo compras arrugado, que es el look grunge que se lleva desde hace unos años.
Aún así, casi la mitad de las prendas del mundo están elaboradas con algodón, un material natural que deja respirar la piel y muy resistente, capaz de aguantar el agua hirviendo. Por eso se usa mucho en hospitales.
Si lo analizamos con detenimiento, muchas telas, incluso las más artificiales derivadas del petróleo, como el nylon, poliéster, viscosa, tienen un origen orgánico; vienen a surgir de restos de animales y plantas muertas, que es en sí lo que es el petróleo.
De todas maneras, lo más natural y a un precio medio-razonable sigue siendo el algodón. Para el que pueda permitírselo, por ejemplo el lino, el yute y la seda. Las que seguro están confeccionadas con medios tradicionales, son las telas de las que podemos disfrutar en la exposición del CMAE hasta el 20 de marzo.
6/3/2010 Publicado en LA VOZ DE AVILÉS María José Rosete