La motivación del actor es desdoblarse, jugar a fusionarse y ser otro del que se mira en el espejo por las mañanas.
Cine y series dan más fama y elevan el caché. Sin embargo, si se le pregunta a un actor o actriz veteranos, sueñan con lo mismo: el teatro.
Les atrae el contacto con el público -sobre todo ahora que estamos educados y no llevamos tomates en los bolsillos, sólo móviles amordazados- y por otra la oportunidad de desarrollar su personaje siguiendo una pauta lineal. Lo difícil: saberse todo el papel de memoria sin eso de «corten, volvemos a rodar otra vez».
Aunque las películas también tienen sus inconvenientes: Tony Curtis rodó una escena con Marilyn Monroe dicen que hasta 24 veces, comiéndose otros tantos muslitos de pollo. Cuentan también que en la misma película se repitió 59 veces otra escena en la que ella sólo tenía que decir '¿Dónde está el bourbon?'.
Normalmente, por razones económicas se ruedan juntas todas las escenas de exteriores. ¿Qué significa esto? Que la historia se rompe y se puede rodar el final antes del principio. Lloras la muerte de tu amante atropellado por un camión y al siguiente día os estáis conociendo.
El más difícil todavía: 'La Guerra de las Galaxias'. Todo por ordenador. Y un incauto pensará: ¿y qué hacen entonces los actores? Tengo la respuesta: imaginar como locos. El contexto, las estancias, el palacio, la espada láser, el extraterrestre con el que hablan..., vamos, como si fueran niños, pero con más sentimiento.
Para mí hay actuaciones con más encanto aún: la de los actores en las Jornadas de teatro en la Calle, como los que nos divierten en Avilés en la plaza de España todos los años en verano. El contacto directo con el público ya no lo puede ser más; hacen acrobacias, dialogan, improvisan, y lo más complicado: nos hacen reír.
11/7/2009 Publicado en LA VOZ DE AVILÉS María José Rosete