Entre todos los powers points y vídeos de you tube, me llegó por e-mail una carta terrorífica. No se trata de «si no envías este mensaje en 15 minutos a 600 amigos ningún deseo se te cumplirá. Pepito Pérez no hizo caso y lo atropelló un coche, mientras que Eulalia Martínez lo hizo y le tocó el cupón por la mañana y la primitiva por la noche.». No. Es otro terror distinto: una declaración de amor de una alumna de la ESO interceptada por un profesor. Del contenido, mejor no hablar; y tampoco lo critico, porque todos pasamos por decaimientos hormonales que más tarde uno analiza y piensa ¿de verdad eso lo he dicho yo? Triste realidad: no sólo es posible, sino que además, tarde o temprano, recaerás.
Lo que da más miedo es intentar traducir qué es lo que quería decir. Los navegantes de internet deberíamos estar curados de espantos. Es duro encontrar textos indescifrables que sorprendentemente están escritos en tu propio idioma.
Tomé como un desafío entender el significado de «borbel».
En estas ocasiones hay que liberar la parte analítica del cerebro y leer rápido en voz alta. Identificar las palabras por el sonido sin que distraiga la ortografía. Así se puede comprender lo de «hayer» y «te beo» y «bibo».
Si se leyese más, se escribiría mucho mejor. Pero la culpa no la tienen los colegiales. Porque los niños Sí quieren leer y una prueba son las enormes colas para comprar los libros de Harry Potter y la saga de Crepúsculo.
Harry Potter supone un despliegue de imaginación tremendo. Pero precisamente por eso acierta doble: si rascamos un poquito, es el mismo básico argumento; buenos contra malos, el bueno que duda de su capacidad, la importancia del apoyo de los amigos, las pruebas, el desafío.
En el centro cultural As Quintas, en La Caridad, lo comprenden así, y en enero realizaron varias actividades para promover la lectura, como analizar los mitos del amor de 'Luna nueva'. Por cierto, a estas alturas imagino que habrán tenido la dicha de adivinar que «bordel» es en realidad. volver.
13/2/2010 Publicado en LA VOZ DE AVILÉS María José Rosete Fernández