No nos podemos quejar; hace muchos, pero muchos años, calculan que unos 305 millones, Asturias fue el centro del mundo. Por aquel entonces sólo había un continente, Pangea, y las plantas y clases de bichos existentes, que aún no sabían que eran asturianos, disfrutaban de un clima tropical y grandes bosques que fueron el origen del corazón negro de la región: el carbón.
Puesto que todo en este mundo sigue un proceso cíclico, quizás Asturias vuelva a ser el centro: los continentes llevan camino de unirse de nuevo. Según las teorías hasta la fecha, llevan juntándose y separándose a la manera de un tetris divino en diferentes formas desde que existe el planeta. Y como si de una predicción se tratase, en Pangea estaban unidos los EE UU e Inglaterra, así como España a las Américas. No se olvida lo que se aprende en el seno materno de la madre tierra.
Según las últimas previsiones, los continentes estarán juntitos otra vez con la posibilidad de ir a todos lados en bicicleta dentro de 250 millones de años. Los australianos se quedarán con retazos de su continente incrustado por Asia y Borneo y el Mediterráneo desaparecerá. Nuestras costas quedarán en el olvido, y ya no habrá más veraneos con brisa de mar; finalmente seremos todos de secano. Está claro que si hipotéticamente seguimos aquí todavía, estamos destinados a trabar amistad con el resto del mundo irremediablemente.
Las previsiones climáticas no son muy buenas: ciclópeas tormentas en las costas y vientos áridos y desérticos en el centro.
De todas maneras hay tantas cosas que pueden pasar antes de que se fundan las fronteras (al sol le dan unos 5.000 millones de añitos más), y tantas generaciones por delante, que más bien nos concentraremos en que nos dure el planeta hasta entonces y no nos lo carguemos antes de tiempo, porque si bien los dinosaurios tenían un cerebro 'pequeñín' respecto a sus cuerpos de momento nos ganan en duración. Y es que tenían el cerebro de reptil, allí donde reside el instinto de conservación, más desarrollado que el nuestro.
27/2/2010 Publicado en LA VOZ DE AVILÉS María José Rosete Fernández