La Universidad de Oviedo última los detalles de sus leyes 'anti-copieteo'. Alumno pillado, alumno expulsado del examen y un redondo cero que se lleva para su casa. O para donde quiera llevarlo, que eso es ya a su libre elección; para eso vivimos en una democracia.
Copiones y chuleteros de primera siempre los hubo en todas las clases. En esta 'profesión' lo que gana es el descaro y la confianza con que se ejecuta.
Tuve un compañero en la Universidad que se chuleteó las veinte lecciones de la asignatura de Derecho. Era un chico muy organizado y llevaba hasta un planning para acordarse en qué parte de su indumentaria había camuflado cada lección. Fue al servicio antes del examen, y tardó lo que no se quiera saber en volver, por el trabajo que le llevó 'recolocarse' entero otra vez. Hasta debajo de las lengüetas de los tenis llevaba papelitos primorosamente recortados y doblados.
Al final terminó admitiendo que no necesitó usar nada de lo que llevaba porque tanto copiarlo a letra de lectura para hormiga, más el ejercicio de síntesis, resulta que se lo había aprendido.
Uno de mis profesores disfrutaba buscando alumnos que copiasen. Se le notaba porque reía. El alumno no. Más bien lloraba. Les echaba del examen, les ponía un cero, y además ya no se podían presentar a los siguientes exámenes del curso ni a las recuperaciones. Bueno, quiero decir que por poder, se podía utilizar el derecho democrático de presentarse, pero el resultado iba a ser el mismo: seguir sumando calabazas.
En cuanto a lo de las asistencias, está bien que se tome en cuenta, más que nada porque hoy en día hay universidades en las que cuesta mucho entrar. Y si al que está estudiando allí, realmente no le interesa, hay otros esperando para ocupar el sitio. De todas formas, espero que también se tenga en cuenta la asistencia del profesor. Porque también tuve uno que ostentaba no sé cuantos cargos y se pasaba la vida de conferencia en conferencia cobrando por un sueldo de profesor universitario al que no le veíamos el pelo.
13/03/2010 Publicado en LA VOZ DE AVILÉS María José Rosete Fernández